Carmen Omonte, ministra de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables del Perú, explicó el trabajo que se realiza en ese país para
afrontar los problemas de violencia de género de su país. En los últimos años
se incrementó el número de denuncias y ahora buscan establecer protocolos
adecuados de atención.
¿Cuál es la experiencia en Perú, en la lucha de la
violencia de género?
Tenemos rectorías no solo en trabajo con las
mujeres, sino en transversalización de género, de mejorar los espacios de
participación pública, económica, política de la mujer en el Perú, luchar
contra este flagelo que es la violencia familiar, sexual, doméstica. Tenemos
rectorías valiosas como de la niñez, el adulto mayor, las personas con
discapacidad, de los desplazados, rectorías que afectan a las poblaciones
vulnerables de nuestro país respecto a cómo afrontamos esta problemática en el
país, la región y el mundo.
El trabajo que ejecutan, ¿incrementó el número de
denuncias?
En este momento estamos logrando que aumente las
denuncias. Ahora el reto es que todos los operadores de justicia, la Policía,
los centros de salud y por supuesto el Ministerio, que tiene la rectoría,
podamos responder adecuadamente, a esta respuesta que hemos logrado con el
trabajo de muchos años, para que la mujer decida denunciar. El paso siguiente
es que las autoridades puedan cumplir con las víctimas.
¿Cuántas denuncias se receptan?
En lo que va de este año se recibieron 40.000
denuncias de violencia familiar, el 87 % de las víctimas son mujeres, por eso
debemos tener una estrategia, no solo a través de políticas, normativas, sino
de servicios, programas, atención integral para atender esta problemática
social.
¿Qué tipo de atención se ofrece?
En Perú tenemos 220 centros de Emergencia Mujer
para atender esta problemática, en todo el país, donde ofrecemos atención
psicológica, legal, social, pero también trabajamos en prevención, en atención,
en mejorar la posibilidad de reinserción social y familiar de varones
agresores, en un trabajo con el victimario.
Tenemos una estrategia novedosa de trabajar con
voluntarios varones dentro de un esquema de masculinidades, en el que los
varones tengan un discurso desde su perspectiva hacia los demás, para enfrentar
esos patrones que son de siempre.
Junto con ese trabajo, también se debe avanzar en los
procesos de sensibilización ¿Cómo se lo hace?
Trabajamos en sensibilización y de capacitación. Entendamos
que todos (autoridades, Policía, Fiscalía) no tuvieron la visión de enfrentar
desde la perspectiva de la víctima, de la mujer, este reto. Todo se consideraba
dentro del ámbito privado, estaba validado socialmente, eso nos ha jugado en
contra, en la lucha contra la violencia. Estamos validando rutas contra el
feminicidio, contra tentativa de feminicidio y de violencia de alto riesgo, en
un proyecto que nos permitirá establecer responsabilidades, para el sector
salud, educación, seguridad y mujer. En educación podemos cambiar los patrones.
¿Qué actividades se puede coordinar con Ecuador?
Queremos coordinar actividades con Ecuador, para lograr
que el sector educación integre dentro de su malla curricular programas de
erradicación de la violencia, a través de prevención, campaña y atención a las
víctimas, para llegar a los niños y niñas, porque ese es el momento de inculcar
contenidos para toda su vida y podremos lograr los espacios que queremos en
prevención.
Hay mucho que hacer, por eso reunirse con la
ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, Ledy Zúñiga, es importante,
porque podemos aportar de parte y parte. Tenemos hace dos años la ley del
feminicidio y hace pocos meses se aprobó en Ecuador, es fundamental el
intercambio de experiencias porque los males, lamentablemente, democratizan
nuestros países.
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